Escrito por: Margarita Isabel Morales Bonilla
¿Alguna vez te has puesto a pensar en que tan limitadas están las personas con la cultura cinematográfica? A lo largo de 2019 se llevaron a cabo 168 festivales y eventos de cine alrededor de todo el país, incluyendo a Oaxaca, un estado que cuenta con 13 pueblos indígenas y tiene el segundo puesto de distancia más larga para llegar al cine más cercano, junto con Durango, Guerrero y Zacatecas superan el 90% de las personas que no asisten al cine por barrera de distancia, a ellos se suma Chiapas, Puebla y Veracruz como los estados más pobres.
De acuerdo al Anuario del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) de 2019, más de la tercera parte de la población no acude al teatro o cine por temor a ser víctima de un delito, entendiendo así que, no poder asistir al cine no es solo un problema de distancia, sino también de pobreza y violencia.
Es interesante mencionar a Baja California, quien tiene la mayor distancia promedio para llegar a un cine -aun así, las personas sí asisten- a pesar de ser uno de los más violentos del país, en él se realizan alrededor de 10 festivales anuales.
La Ciudad de México es quien se lleva los datos de mayor alcance “positivos” pues, cuenta con el mayor número de espacios para desarrollar actividades de formación cinematográfica, audiovisual y espacios alternativos de exhibición; es uno de los que más festivales tiene, así como, un número considerable de salas de cine y, por lo tanto, un mayor público asistente.
Pero, que la mayoría de las herramientas para nutrirse de cine estén concentradas en una sola parte del país tiene desventajas y muestra limitaciones al solo permitir que un sector de la población pueda adquirirlas, en especial a la población más joven, quienes van creciendo con una idea vaga o nula del cine.
Las barreras de lenguaje no se quedan fuera, en México se hablan 364 variantes lingüísticas provenientes de 68 agrupaciones; el hecho de que, “las películas serán exhibidas al público en su versión original y subtituladas al español” de acuerdo con el Artículo 8 de la Ley Federal de Cinematografía pone de lado a quienes no hablan español. Es un tema de exclusión e inclusión, la producción y exhibición cinematográfica nos coloca en una burbuja con la idea de, poner todo en español porque es el lenguaje que normalmente hablamos (en México) ignorando que alguien con capacidades diferentes a las nuestras pueda disfrutar de una película. Tampoco debe olvidarse el aspecto económico, gastar en un boleto de entrada más lo que desees comer, se ha convertido en un lujo.
Si hoy en día se producen más películas que al inicio del año 2000, con mayor razón no deberían quedar fuera las oportunidades para que cualquier persona pueda ver una película.