Escrito por: Samuel Rafael
El color, misterioso y hermoso a la vez, con capacidades impresionantes e inimaginables. El color, en pleno uso de su poder y sin mayor esfuerzo me ha dominado una y otra vez, ha manipulado mis emociones de un extremo al otro y muchas veces no lo he notado, me ha hecho llorar, me ha hecho reír y estoy seguro que me ha hecho sentir un enorme asco hacia todo, en pocas palabras, el color me ha hecho sentir todo tipo de emociones y afirmo con toda seguridad que también a usted, lector. Lo más impresionante de esto es que no fue accidental, todo fue un acto del artista, consiente en todo momento de las consecuencias de sus acciones y aun así ha decidido manipularme, ha decidido obligarme a expresar estas emociones que ni siquiera sabía que guardaba me ha obligado a preguntarme ¿En dónde está el arte?, ¿En lo que estoy viendo o en lo que estoy sintiendo?
El cineasta nunca ha negado el poder que el color tiene, incluso este se ve atado a su poder, ha utilizado este poder para expresar sus ideales y emociones de la manera más exacta. Desde su uso técnico, el color le ha servido al artista para que una imagen esté equilibrada o no, por medio del uso adecuado entre colores fríos y cálidos. Le ha servido para manipular el matiz de los colores en pantalla y así demostrar la intensidad del suceso que estamos presenciando, le ha servido para mostrar emociones basándose únicamente en la psicología del color. Y a nosotros espectadores, el color nos ha servido para apreciar con más emoción este arte que tanto nos gusta.
Un claro ejemplo del uso del color es “Morte a Venezia” (1971) la obra de Luchino Visconti nos presenta a un compositor alemán, que arrepentido y deprimido, decide pasar el verano en una Venecia secretamente envuelta en una pandemia. En medio de todo este proceso, nuestro protagonista conocerá y se enamorará del adolescente Tadzio.
Ferdinando Scarfiotti, diseñador de producción de “Morte a Venezia” muestra con éxito la historia del libro con el mismo nombre, se auxilia del color para mostrar la ignorancia y la falsa felicidad que los lugareños han implantado en los turistas y la contrapone con la sabiduría y la preocupación de los habitantes, ver la constante pelea entre colores cálidos contra colores fríos es más que un reflejo de lo que está pasando en nuestros personajes y en la ciudad: ignorancia contra sabiduría, belleza contra ingenio, vida contra la muerte.
El color también se hace cargo de separar a nuestros personajes, mientras que nuestro protagonista, hombre maduro y elegante en busca de una juventud e inocencia perdida es la clara representación del color negro. Totalmente diferente al inocente Tadzio que es color blanco. Esto se refleja perfectamente en la imposible evolución que el protagonista tanto anhela, es este deseo de acercarse a Tadzio o a lo que representa lo que define el color del personaje, siempre negro y al final blanco acompañado de la inocencia que tanto deseó, pero que consiguió a costa de una muerte en Venecia.